eCigarettes es la nueva arma antitabaco para un país libre de humo. Según la Organización Mundial de la Salud el consumo de tabaco combustible es responsable de la muerte de más de 7 millones de personas cada año.
Más de 6 millones de fumadores activos y alrededor de 890,000 fumadores pasivos, incluido 1 millón en las Américas.
El tabaco también cuesta a la economía mundial cerca de 200 mil millones de dólares en costos. Con relación al tratamiento de enfermedades asociadas al cigarrillo cada año.
Wade, doctora en Farmacología y Neurociencias, ha desarrollado investigaciones sobre el consumo de tabaco. Se han realizado estudios que muestran que la exposición a toxinas se reduce con los nuevos dispositivos (E-cigarettes ). Efectos como desarrollo de enfermedades cardiovasculares se reducen de forma sustancial.
Los cigarrillos electrónicos son dispositivos a pila que se usan para inhalar vapor. En muchos cigarrillos electrónicos, al pitar se activa el elemento calentador a pila y la persona inhala el aerosol o vapor resultante, a esto se llama “vapear”.
Existe un consenso científico que dice que vapear es menos dañino que fumar el alquitrán y las toxinas en el humo del tabaco y los vapeadores (E-cigarettes ) son menos dañinos.
Medidas para la reducción del tabaco
Varios países empiezan a tomar medidas para la reducción del daño del tabaco como una estrategia complementaria de salud pública. Entre ellos está Nueva Zelanda. Este país revisará su regulación con la meta de convertirse en un país libre de humo en 2025
Una nueva regulación antitabaco que reconoce el potencial de los productos sin humo y de riesgo reducido es el nuevo frente de Nueva Zelanda como opción para dejar el cigarrillo.
Tal como algunos de estos productos que calientan tabaco y los vaporizadores electrónicos (E-cigarettes). No emiten humo que es el causante de enfermedades asociadas al tabaquismo.
Según estudios recientes, la exposición a compuestos tóxicos en los productos de tabaco calentado y productos de vapeo (E-cigarettes) es entre un 90 a un 95% menor que la exposición por cigarrillos convencionales.
El plan de Nueva Zelanda es desarrollar la regulación necesaria y los requisitos de seguridad para estos nuevos productos de reducción del daño. Es decir, una campaña de información que muestre su rol en el cumplimiento de los objetivos de salud pública.