Las explosiones de juegos pirotécnicos a menudo causan miedo y pánico en los animales con reacciones incontroladas y peligrosas. Las reacciones de escape y la falta de visibilidad causan la muerte de muchos de ellos.
Cada año decenas de animales desaparecen de sus hogares asustados por los estallidos. Algunos se pierden y otros son atropellados en las calles. Además demoran meses en volver a adaptarse y eliminar secuelas de pánico luego de un espectáculo de este tipo.
Las capacidades auditivas de los animales son más sensibles a las del humano y el nivel de decibeles que contienen los juegos artificiales sobrepasa los que podrían soportar cualquier perro o gato.
En Italia prohibieron el uso de juegos artificiales por los altos sonido. El objetivo fundamental de esa decisión fue proteger el bienestar de los animales que habitan en ese territorio.
La propuesta fue todo un éxito. Organizaciones protectoras de animales lanzaron una alerta alrededor del mundo para que esta actividad realize en todo el planeta.
Promotores de la campaña comprobaron que no es necesario escuchar altos impactos de sonido para disfrutar de los espectáculos de luces que se presentan principalmente en época de Navidad y fin de año.
Hay quienes consideran que es clave incentivar a los responsables del control y manejo de la pólvora para llevar a cabo proyectos que busquen el cuidado y la conservación de diferentes especies que hoy se ven afectadas por el sonido.